Sin lugar a dudas, mi pasión por la fotografía me llega de la mano de mi padre. Él siempre tenía una cámara en mano para registrar momentos familiares y retratar gente. Los álbumes fotográficos eran una constante en mi casa. Mis primeras fotos fueron con una cámara familiar de film. Recuerdo que imitaba a mi padre y copiaba todo lo que él hacía. Hoy día mi padre ya no está entre nosotros, pero aún con los temblores en todo su cuerpo a causa del Parkinson, siempre intentó seguir retratando esos momentos y esas miradas que no volverán a repetirse.
Pasaron muchos años, estudios universitarios, diferentes trabajos, países y vivencias hasta que nuevamente tuve la necesidad de reiniciar la fotografía en Houston, Texas, Estados Unidos. Un viaje al vasto noreste texano me hizo apreciar no solo el verde de sus campos sino también esos ranchos perdidos en medio de montañas y paisajes cobrizos. Estos colores, formas y miradas me hicieron dar cuenta que la oportunidad de fotografiar y contar una pequeña historia están presente todo el tiempo, solo hay que observar, escuchar, jugar con la cámara y dejarse sorprender.
Mi curiosidad y anhelo de nuevas aventuras me llevaron a Bakú, Azerbaiyán, donde vivo desde agosto del 2012. Este país, su gente, su cultura, olores, formas, colores e historia dieron un nuevo enfoque a mi fotografía. En Azerbaiyán, al igual que en Turquía, Omán y Georgia, existe la cultura de la foto. De hecho, algunas personas me han invitado a que los retrate, pero pocos fijan los ojos en la cámara. De todas maneras, en ambos casos esas imágenes reflejan toda una historia de resistencia que se manifiesta a través de esas arrugas y esos ojos azules, verdes, marrones. A veces esas miradas hacen que uno se sienta un poco incómodo. Mirando fijamente esas imágenes, y en especial fijando la mirada en esos ojos o arrugas, uno siente la conexión, uno puede llegar a imaginar la historia que se cuenta.
Con la insistencia de amigos, participé por primera vez en una muestra colectiva organizada por Trinity Episcopal Church en la ciudad de Houston. Fue durante esta época (2001 – 2012) que tomé diferentes cursos con fotógrafos de National Geographic y he participado en varios de sus concursos sobre gente, lugares y celebraciones.
La ciudad de Houston cuenta con excelentes museos y galerías de arte que brindan la posibilidad de ver muestras de fotógrafos no solo de Estados Unidos sino también de todo el mundo. Una muestra colectiva de fotoperiodistas que retrataron familias, soldados y sus historias durante la guerra en Irak y Afganistán me hicieron despertar la enorme curiosidad por el fotoperiodismo. Me interesa la fotografía como medio para contar una historia. Esos instantes que quedan plasmados en un papel no se repetirán, son únicos. Con la cámara uno puede preservar la memoria para las próximas generaciones. Con la fotografía se puede documentar la historia, crear arte, recordar.
En 2013 tuve la oportunidad de participar en el concurso “Azerbaiyán a través de ojos extranjeros” organizado por el Heydar Aliyev Center de la ciudad de Bakú, Azerbaiyán con el cual obtuve una mención especial. En la misma ciudad de Bakú, en 2014, la Embajada Argentina en Azerbaiyán organizó una muestra fotográfica titulada “Azerbaiyán a través de ojos argentinos”. Fuimos cinco argentinos los que participamos en la muestra y pudimos compartir con la comunidad argentina y azerbayana nuestra percepción y apreciación por la gente, la arquitectura y la historia de Azerbaiyán.
"If you wait, people will forget your camera and the soul will drift up into view."
“Si esperas, la gente se olvidará de la cámara y el alma saldrá a la vista”
Steve Mc Curry – photographer